¿Qué es la huella de carbono?

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A menudo escuchamos en medios de comunicación, publicidad, redes sociales y en nuestro día a día que debemos reducir nuestra huella de carbono y, aunque muchos lo asociarán con el medio ambiente, qué significa realmente la huella de carbono.

La famosa huella de carbono es el volumen total de los gases efecto invernadero, también llamados GEI, es decir las toneladas de CO2 que emite el ser humano tanto en su vida laboral como personal, y este rastro de gases se conoce como huella de carbono siendo indicador medioambiental.

Para conocer bien estos indicadores en los que se basa la huella de carbono, debemos saber que su medición se compone de las emisiones directas e indirectas de compuestos como el metano, el óxido de nitrógeno, los hidrofluorocarburos, los perfluororcarburos, el hexafluoruro de azufre, y quizás el más preocupante y que ha desarrollado notablemente el calentamiento global, el dióxido de carbono (CO2).

Es importante tener en cuenta que toda la concentración de gases efecto invernadero ha crecido exponencialmente en los últimos años, de ahí la importancia de reducir nuestra huella de carbono, y contribuir con pequeños gestos desde nuestras posibilidades, así como grandes cambios a través de gobiernos y corporaciones. Está probado que estos gases están directamente relacionados con el incremento de la temperatura media de la Tierra.

El desplazamiento, el consumo energético, la alimentación, el reciclado son pequeños cambios que hay que incorporar en nuestra vida, intentado en la medida de lo posible ser más sostenibles, consumir energías renovables, productos ecológicos, reciclaje de los desechos, para frenar este preocupante cambio que nos afecta a todos.

De entre todas las iniciativas de la UNO, ha establecido unos ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), de entre las que destaca la adopción de medidas urgentes contra el cambio climático por parte de los países en desarrollo, para que avancen hacia una economía baja en carbono.

Por ello también debemos hacer un buen uso de las tecnologías y ser responsables y comprometidos con su uso, reduciendo así la huella de carbono digital con gestos como borrar correos innecesarios, optimizar el uso smartphones, y trabajar con hosting verdes.