Muchas empresas se han encontrado con rechazos por parte de las entidades bancarias de sus cobros y pagos. La razón se encuentra en utilizar tipos de ficheros que con la nueva normativa SEPA ya no son válidos.
La UE empezó a desarrollar el sistema de pagos unificado para la Zona Euro en 2014, situando como fecha límite para si instalación a principios de 2016. Más de un año después muchas empresas no se han adaptado y ahora que los bancos han terminado su proceso de instauración del nuevo sistema los problemas en las transacciones no dejan de sucederse.
El sistema de pagos SEPA facilita y agiliza las operaciones bancarias entre empresa de distintos países europeos. Pero existen ventajas más allá de esto como la automatización de procesos financieros que alivian la inversión en recursos humanos para este tipo de tareas contables. Se ahorra tiempo en las gestiones y en las recepciones de pagos. Se asegura la protección ante impagos gracias a que bajo este sistema los distintos actores deben responder ante un organismo independiente (EPC o European Payments Council). También se simplifica procesos en domiciliazión de recibos, con plazos para abonos que pasan de siete días a uno entre países de la UE.
Pero el punto crítico está en la incorporación de las empresas que aún no se han adaptado y que trabajan con sistemas que se han quedado o quedarán obsoletos en breve.
Desde Distrito K solucionamos este problema incorporando en nuestros programas de gestión la posibilidad de trabajar bajo el nuevos sistema SEPA.